El estado del Edificio implicó la necesidad de ejecutar obras de reconstrucción total, manteniendo fachada y envolvente. Mediante la intervención se proporcionó continuidad visual a los espacios interiores que, a través de compresiones y dilataciones de los elementos de circulación, conectan el exterior, el vestíbulo principal, los tres patios interiores y las galerías acristaladas.
Estos patios, con su nueva entidad arquitectónica, se cierran con lucernarios cuya geometría y construcción proporcionan un elevado nivel de iluminación natural, a pesar de estar el edificio situado entre medianeras. El aprovechamiento máximo de la iluminación interior y disposición del núcleo de comunicaciones permite destinarla hasta un máximo de cuatro usuarios por cada nivel.
Destacan la minuciosidad de ejecución de los detalles constructivos y los acabados de los revestimientos interiores. La reutilización de ocho esbeltas columnas de hierro fundido halladas en el edificio apela a “la memoria del lugar”.
Calle Alcalá 30-32, Madrid
12,200 m²
8 plantas
1988