Sede de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil

Concurso

Implantación en el lugar:

La sede de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil se levanta en un solar en el límite entre la ciudad y el río Miño. Sus espacios forman parte de los dos ámbitos. Sus volúmenes adoptan formas escultóricas que configuran el frente de la ciudad como entrada y despedida de la misma. El conjunto se convierte en un icono de la relación entre el paisaje de la ciudad y del territorio. Su silueta es la de las cubiertas inclinadas del caserío y, al mismo tiempo, hace referencia a los cortados del territorio fluvial al que representa. En sus fachadas se funden ambos paisajes. Los materiales aluden a la transparencia acuática y a la solidez de la piedra superpuestas con distinta intensidad.

La planta baja se abre con la máxima diafanidad posible para eliminar la frontera entre la ciudad y el río. La vista a través del mismo no encuentra apenas obstáculos porque la mayor parte de las zonas de acceso y atención al público están cerradas con paramentos acristalados. Los volúmenes opacos construidos, como núcleos verticales de comunicación y dependencias de servicio, están tallados con la intención de abrir al máximo la visión panorámica a través del edificio y a su alrededor.

El solar puede atravesarse por varios recorridos entre los volúmenes acristalados de acceso y las zonas ajardinadas que se funden con el resto de zonas verdes del entorno. Desde la ciudad se accede al edificio en escorzo desde la rotonda. La singularidad de sus formas hace que la presencia del edifico destaque en la ciudad desde esta perspectiva. La geometría de las construcciones en planta baja dirige los recorridos para acceder al edificio, atravesarlo o bordearlo.

Objeto único, versatilidad espacial: 

La geometría es un eco de la irregularidad del solar, y también se proyecta en los planos verticales. Los volúmenes se han tallado atendiendo a las necesidades espaciales, según la altura de cada planta, y superficiales, según las partes del programa. Las grietas y los huecos entre los volúmenes proporcionan múltiples experiencias espaciales sin cerrar la visión entre el río y la ciudad.

La fragmentación y la combinación de varios volúmenes permiten adecuar la escala del edificio tanto al caserío como al ámbito natural. También favorece la independencia entre las distintas partes del programa en el funcionamiento y uso del edificio. Cada uno de los prismas corresponde a un bloque del programa. En los niveles inferiores la intersección entre los volúmenes da lugar a la continuidad espacial en planta y facilita las conexiones en puntos comunes del programa. En los niveles superiores las distintas unidades se aíslan espacialmente.

En todas sus plantas se funden las referencias a la ciudad y al río. En todos los casos los cerramientos transparentes y opacos se combinan y se superponen propiciando zonas de uso público y privado. Esta diferenciación se apoya con la geometría irregular mediante los reflejos y reflexiones que provoca. Cabe distinguir tres tipos de espacios diferentes en el interior que podrán combinarse según las necesidades y la evolución del edificio. En cualquier caso su distribución es perimetral para que todos ellos reciban luz natural de la fachada. De manera que los espacios más abiertos son los más profundos, incluso comunicando ambas fachadas a través del solar.

Los espacios abiertos, destinados a zonas comunes y de tránsito, se abren al paisaje y a la ciudad nítidamente a través de ventanales. En puntos concretos su apertura se subraya con huecos que relacionan varias plantas. Otro tipo de espacio es el destinado a los elementos del programa que permiten trabajo en equipo. Se caracteriza por aislarse con envolventes acristaladas con menor grado de transparencia. Con el encuentro de diversas geometrías no ortogonales se consiguen reflejos y reflexiones que impiden tener una visión nítida sobre estos espacios, su carácter es más cristalográfico. El último tipo de espacios es el que precisa un mayor grado de privacidad, destinado a despachos y salas de reuniones cerradas. En estos espacios la superficie está más compartimentada y para su consecución se emplean mamparas opacas y translúcidas. Solo los núcleos de comunicación vertical son volúmenes netamente opacos y fijos, el resto garantiza la flexibilidad y versatilidad que necesitan los centros de trabajo, ya que están en constante evolución.

Para aumentar la diafanidad de la planta baja, los usos requeridos en el programa para dicho nivel se han desdoblado en varias alturas, disminuyendo la superficie construida de esta planta. Sin embargo, la conexión a través de una escalera abierta da continuidad espacial a estos niveles, consiguiendo que el acceso sea tan fluido como si estuviera a la misma altura. En el nivel de acceso se sitúan todos los usos requeridos en planta baja menos el laboratorio y la sala de conferencias, que pasan a estar en la planta semisótano con luz y ventilación natural. Por otro lado, el acceso a cada unidad administrativa se eleva a la planta primera que sirve de espacio de relación entra ellas, pero separándose de las zonas abiertas al público externo.

La superposición de la transparencia acuática y la solidez de la piedra de las fachadas se construyen doblando los paramentos acristalados en determinadas zonas. La distribución de estas zonas será acorde a la zonificación de espacios interiores y a la necesidad de protección solar que precisen determinadas orientaciones. En función de estos parámetros, y para aumentar la versatilidad de los efectos sensibles de las superposiciones, las superficies pétreas y acristaladas alternarán su disposición al interior y al exterior.

Ponte Lebrona s/n, Orense 

7.740 m²

9 plantas

2011


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