Los espacios exteriores del conjunto residencial cumplen tres requisitos fundamentales, en primer lugar servir de elemento unificador del conjunto que, por su gran extensión en planta, corría el riesgo de carecer de identidad común disgregándose en distintas actuaciones puntuales, en segundo lugar servir de filtro entre el nivel comercial del Paseo Marítimo, el plano de circulación interior de acceso y las viviendas y en tercer lugar como protección ante las condiciones climáticas de la zona.
Para ello se alternaron tres características de las distintas especies vegetales seleccionadas: su olor, color y densidad. Las diferencias de color y olor entre las áreas diferenciadas establecen jerarquías sensoriales que ayudan a encauzar el tránsito de personas hacia los espacios de circulación liberando las áreas que, en el nivel de acceso, necesitan una mayor privacidad.
Las distintas densidades de vegetación oscilan desde la opacidad de un potente muro verde de cuatro metros de altura hasta la transparencia de plantas trepadoras sobre cables de acero, pasando por árboles de gran altura, gran copa, hoja caduca, perenne, pequeños arbustos o plantas tapizantes combinándose todos ellos con pliegues y desniveles en el terreno para conseguir, de forma natural, proteger a las viviendas de los fuertes vientos y lluvias de la zona, el soleamiento excesivo y las miradas indiscretas.
Ribera del Marlin, Puerto de Sotogrande, Cádiz
Superficie verde 7.500 m²
Superficie de agua 380 m²
2008