El proyecto tiene por objeto albergar un espacio de co-living en el que se pueden alquilar estudios, viviendas de uno o dos dormitorios, con superficies que varían entre 40 y 75 m², así como una amplia oferta de espacios de uso común.
Este modelo de vivienda en alquiler se corresponde a un cambio en el mercado, en el que se ha dejado atrás la vivienda indiferenciada en la que el inquilino se adapta, y avanza hacia tipologías precisas en las que se contemplan múltiples factores para satisfacer demandas más específicas. El usuario de estos espacios busca un entorno colaborativo, altamente digitalizado y dinámico. Para dar respuesta a estas necesidades se hace necesario por lo tanto un cambio en la gestión del inmueble, con servicios más personalizados, profesionalizados y accesibles 24 horas.
Según la ordenanza urbanística, se permite el traslado de edificabilidad hacia el esquinazo oeste de la parcela, aumentando así el número de alturas en esa zona. Ésto hace posible la creación de amplios espacios exteriores para uso común en la parte superior del edificio, con vistas sobre el entorno urbano.
El volumen completa la parcela en los niveles inferiores, destinados a los espacios de co-working. En las plantas intermedias el volumen actúa como un basamento para la sección superior, en la que se sitúan las zonas comunes del uso residencial, que queda de este modo diferenciada visualmente de los niveles inferiores.
Las circulaciones verticales se resuelven mediante dos núcleos. Dos patios de luces, dimensionados muy por encima de los mínimos establecidos en la normativa, se intercalan con los núcleos verticales.
Se evitan las viviendas muy profundas, lo que da lugar a unidades racionales y de fácil distribución. La planta baja puede utilizarse como un único espacio, lo que da versatilidad para el uso terciario.
45 viviendas. 500 m² de espacios de co-working
5.800 m²
8 plantas
2020